miércoles, 13 de junio de 2012

la televisión funde el coco... literalmente

La entrada de hoy se la debo al coco intrépido de mi amigo Cristobal, que me enseñó que no todos los experimentos se hicieron en los 50-60's. Un experimento que se realizó en 2010 para probar, al igual que el poder de la autoridad (visto en el coco grande me dijo que lo hiciera), ahora el poder de la televisión. "El juego de la muerte", un documental sobre un programa del canal público France 2 que se publicitaba como "¿La televisión da el derecho de matar? o El juego en el cual usted es el verdugo".

Para esta experiencia fueron reclutadas 80 personas voluntarias. Les advirtieron que iban a participar en un piloto de una emisión de entretenimiento llamada "La Zona Xtrema". ¿El objetivo? Someter a un candidato -en este caso un actor- a una serie de preguntas. ¿El castigo? Una descarga eléctrica que iría en aumento de 80 a 460 voltios. Cada vez que diera una respuesta incorrecta, el público, también reclutado sin haber sido advertido sobre el contenido del programa, gritará "¡¡castigo, castigo, castigo...!!" y entonces, el interrogado será sometido a una descarga eléctrica.

El falso candidato, Jean Paul, interpretado por el actor a quien los interrogadores no ven, gritará su dolor in crescendo hasta llegar a gritos de súplica para que el juego se acabe y antes de no dar más señales de vida. Y, sin embargo, el 80% de los interrogadores han ido hasta el final del juego a medida que se va transformando en una sesión de tortura.
Sólo 16 candidatos abandonaron el juego



Patrick, de 52 años, uno de los candidatos brindo el testimonio de su experiencia en un libro. "Me dijeron 'hay que hacer así'. Quienes me lo dijeron, sabén lo que hacen! Yo lo hago. Me parecía que ahí adentro debía calcinarse, pero no es mi problema, eh?".
"A partir de 1941 mis abuelos debían llevar la estrella amarilla. Desde que soy chica me he preguntado por qué hicieron eso. Por qué obedecieron esa orden. Por qué subieron a los vagones y desaparecieron en el Holocausto...Y ahora, yo, obedecí órdenes", explicó de su lado Sophie, de 46 años.

"Cuando la televisión decide abusar de su poder, puede hacer cualquier cosa o prácticamente lo que quiera. Es un poder absolutamente aterrador", comenta un psicólogo social que participó en la idea del programa.

Otra prueba más de cómo personas buenas, llegan a hacer algo aterrador. Esta vez no es tu jefe ni tu superior; esta vez, el enemigo está en tu salón.
¿Qué pensáis vosotros? Hasta qué punto la televisión influye en nuestro comportamiento. Mi opinión: Mucho más de lo que creemos.

¡Venga, dadle al coco!

Si queréis ver el documental completo pincha aquí

fuente: http://www.vertele.com/noticias/el-juego-de-la-muerte-o-el-poder-aterrador-de-la-television/

miércoles, 6 de junio de 2012

Una mirada aCOCOnante...

Como ya hemos visto, en muchos de los experimentos se utilizan actores para ayudar al experimentador. En un estudio realizado en el 1972, los investigadores, en lugar de servirse de la ayuda del asistente, decidieron darle un papel más activo y ponerlo en "peligro". En esta ocasión se pretendía evaluar cómo las personas respondían cuando eran mirados fijamente en medio de la calle.
En uno de los diseños experimentales un asistente llegaba con su Scooter y se detenía con la luz roja del semáforo, justo al lado de un coche. Entonces miraba fijamente al otro conductor hasta que llegase la luz verde. En otra versión del experimento el asistente simplemente fingía caminar por la calle e improvisamente se giraba y comenzaba a mirar fijamente a alguien, haciéndole sentir incómodo.
Como era de esperar, cuando las personas se sentían bajo este ojo escudriñador, mostraban señales de nerviosismo e intentaban escapar lo más aprisa posible. Lo cual hizo que muchos chóferes pisaran a fondo el acelerador con la luz verde, pudiendo causar potencialmente algún accidente de tráfico. Obviamente, también existieron otros que plantaron cara dispuestos a pegarle al asistente que seguramente tuvo que reunir una buena dosis de coraje porque debió repetir este comportamiento “acosador” con 450 personas.
¿Por qué pensáis que nos pone nerviosos que nos miren fijamente? ¿Es tal vez porque tenemos algo que esconder? ¿O es tan solo un mecanismo de defensa ancestral cual presa acechada por su depredador?

¡Venga, dadle al coco!

Fuente: Ellsworth, P. et. Al. (1972) The stare as a stimulus to flight in human subjects: A series of field experiments. Journal of Personality and Social Psychology; 21(3): 302-311., Tomado de http://www.rinconpsicologia.com/2012/06/valientes-y-curiosos-pero-estupidos-dos.html

martes, 5 de junio de 2012

Aquí hay coco encerrado...

Hoy hablamos de, quizás, el experimento más famoso en la psicología moderna. Marcó un antes y un después en temas de la ética experimental. El "Experimento de la carcel de Standford".

La idea de este experimento suge de la cuestión: La maldad, ¿nace o se hace? El psicólogo Philippe Zimbardo creía que las situaciones determinaban la conducta de una persona, al igual que en la entrada antigua el coco grande me dijo que lo hiciera, las personas buenas podían llevar a cabo conductas crueles simplemente por obedecer a una autoridad. Pero en la vida diaria muchas veces no tenemos autoridad a quien obedecer, simplemente adoptamos un rol y tenemos que llevar a cabo comportamientos de acuerdo a ese rol. Para probar esto se diseñó este experimento.

En el sótano de la universidad de Palo Alto crearon una falsa cárcel. Buscaron a un grupo de personas sanas y buenas, y al azar le asignaron el rol de carcelero o de prisionero. Todos sabían que era un juego, un experimento del cual eran libres de dejar en el momento en que sintiesen la necesidad de hacerlo. 
Las instruccciones que recibieron los guardas eran que tenían que controlar la prisión (sin utilizar la violencia física).
 
El primer día todo fueron risas, no había diferencias entre presos y guardas. Los reclusos no habían hecho nada malo y todos lo sabían. El problema es que en el segundo día, los prisioneros empezaron a quejarse de la incomodidad y del realismo de todo, y se desató un motín. A partir de ese momento, los guardias trataron de dividir a los prisioneros y enfrentarlos situándolos en bloques de celdas «buenos» y «malos».

Los recuentos de prisioneros evolucionaron hacia experiencias traumáticas en las que los guardias atormentaban a los prisioneros y les imponían castigos físicos que incluían ejercicios forzados. Se abandonaron rápidamente la higiene y la hospitalidad. El derecho de ir al lavabo pasó a ser un priviliegio que podía, como frecuentemente ocurría, ser denegado. Se obligó a algunos prisioneros a limpiar retretes con sus manos desnudas. Se retiraron los colchones de las celdas de los «malos» y también se forzó a los prisioneros a dormir desnudos en el suelo de hormigón. La comida también era negada frecuentemente como medida de castigo. También se los obligó a ir desnudos y a llevar a cabo actos homosexuales como humillación. La mayoría de estas medidas se llevaban a cabo por la noche, cuando el investigador dormía. Los llantos y el pensamiento desorganizado se volvieron comunes entre los prisioneros. Dos de ellos sufrieron traumas tan severos que se los retiró del experimento y fueron reemplazados.

El experimento tenía una duración estimada de dos semanas, pero tuvo que suspenderse al sexto día. Se ha dicho que el resultado del experimento demuestra la impresionabilidad y la obediencia de la gente cuando se le proporciona una ideología legitimadora y el apoyo institucional. Se supone que fue la situación la que provocó la conducta de los participantes y no sus personalidades individuales. 

Tan famoso se hizo este caso que se han hecho películas sobre él. Recomiendo que veáis "Das Experiment" (El experimento), muy fiel y muy dura.

¿Qué pensáis Cocos? ¿Os ha pasado alguna vez que la situación os ha superado y habéis respondido como nunca pensastéis que lo haríais? 
¡Dadle al coco! (y fomentad buenas situaciones...)