Recordaréis a la típica vecina escandalizada que le dice a los de los informativos: "¡Pero si era un hombre de lo más agradable, que me decía buenos días por las mañanas y me ayudaba a subir la compra, y quería mucho a los niños!". Esta es una respuesta típica de cuando conocemos a un asesino y no nos lo podemos creer.
David Buss, psicólogo de la Universidad de Texas, se ha dedicado a
estudiar el lado más oscuro de las personas comunes y corrientes. Para
hacerlo le pidió a sus estudiantes que indicaran en un cuestionario si
alguna vez habían fantaseado sobre matar a alguien. A continuación, les
pidió que escribieran sus fantasías en un ensayo.
Para su propia sorpresa, Buss encontró que el 91% de los hombres y el
84% de las mujeres tenían fantasías homicidas particularmente vívidas.
Sin embargo, todo no termina ahí, muchos de los entrevistados también
refirieron pasos muy específicos sobre cómo cometerían el asesinato. Y
lo interesante es que no se trataba precisamente de muertes “dulces”
sino de verdaderas torturas.
De hecho, Buss señala que en muchas ocasiones las personas que cometen
asesinatos son vecinos normales y simpáticos que han llegado a una
situación insostenible en la cual el miedo era su vida cotidiana.
Llegados a un punto, este miedo contenido se convierte en ira y desata
actos violentos.
Según este psicólogo, cada persona, con las motivaciones justas, sería
capaz de cometer increíbles actos de heroísmo pero también horrores
extraordinarios.
Si analizamos con mayor profundidad este tipo de actitudes descubriremos
que en su fondo subyace la confianza en el bien. Creemos que ser buenos
es natural y que los “monstruos” son desviaciones de la norma. Este
pensamiento nos facilita la vida y nos hace sentir más seguros en
nuestro pequeño mundo. Además, nos evita contemplar y aceptar que dentro
de cada persona se esconden tendencias, ideas o deseos que no
quisiéramos revelar.
Fuente:
Blog: el rincón de la psicología, de Jennifer Delgado. http://www.rinconpsicologia.com/2012/07/cuando-el-bien-se-convierte-en-mal.html
Buss, D. m. (2005) The Murderer Next Door: Why the Mind Is Designed to Kill. Penguin.
Esta entrada me parece super curiosa porque es cierto que cuando vemos en las noticias personas que de repente matan a alguien o cometen alguna locura sus vecinos y amigos no sospechaban nada. Sería interesante saber que se le pasa a esa persona por la cabeza el momento antes de cometer estas locuras aunque bueno ya vemos en el post que suelen hacer estas cosas por acumulación de rabia. Considero que es probable que estas personas en lugar de decir las cosas que les molestan se las van callando lo que hace que acumulen esa rabia. Sin embargo, si no lo hiciesen, es decir, si cuando algo les molestase lo dijesen (siempre de la manera adecuada) y expresen lo que sienten es probable que no acabasen haciendo esto. Pero es algo que es muy difícil de saber porque no sabemos lo que piensan exactamente estas personas.
ResponderEliminarUn saludo.
Maria Molines Lozano
Estoy de acuerdo con el experimento que llevó a cabo David Buss demostrando que hasta las personas más tranquilas y sensatas tienen pensamientos y sentimientos homicidas en algún momento determinado de su vida en el que hayan tenido mucha tensión y mucho estrés acumulado. La mente humana puede albergar las emociones más positivas y las más negativas ; por ello, debemos desde pequeños y desde la educación trabajar las emociones más positivas como el amor, la compasión, la solidaridad, la generosidad, etc. e ir erradicando las negativas como el odio, la agresividad, el rencor, la ira, etc. para no acabar cometiendo actos irreparables.
ResponderEliminarAna Puig
Acerca del estudio de David Buss, veo totalmente logico que las personas desarrollemos la parte homicida. Es normal gracias a la sociedad que hay hoy en día. Las personas conforme vamos creciendo vamos desarrollando la personalidad que esta condicionada por el ambiente en el que vivimos. Nos creamos muy a la moda de como toca ser en la sociedad. Con lo egoístas que llegamos a ser, con lo impulsivos y derrochadores no me extraña que todos tengamos la parte "mala" desarrollada.
ResponderEliminarEs decir, aunque hay que fomentar la educación en amor, la sociedad como no cambie, seguiremos siendo igual, y todo esto irá a más.
Un saludo.
Rosa María Pericacho.
Como seres humanos que somos,siempre tendremos dos partes: la buena y la mala.
ResponderEliminarDesde mi punto de vista, la clave estaría en saber llevar esas dos partes... empezando por una buena base (una educación basada en buenos valores) y siguiendo con conocer una buena manera de saber canalizar os malos pensamientos, que en ocasiones y debido a situaciones de la vida, nos hacen pensar malos actos.
Si todo esto se piensa detenidamente y se lleva a la práctica, no tendríamos porque pasar más allá de los pensamientos malos, no los llevaríamos a la acción.
¡Aunque perezca absurdo un contar pausado del 1 hasta el 10 puede librarte de más de un susto!
Buenas tardes soy MªDolores Legidos,en el mapa del deseo humano siempre está el deseo del bien y del mal, en esa dualidad está que nosotros sepamos ponderarla y hacer que en el equilibrio del deseo prime el bien sobre el mal, pero muchas veces aunque queramos no se puede llegar a conseguir y todo esto muchas veces influido por el ambiente, si siembras amor recogerás sonrisas y siembras odio tempestades.
ResponderEliminarUn saludo.